martes, 23 de diciembre de 2014
Auto- terapia
Sé que esta bien y qué esta mal. No es necesario relatarlo para que me asfalten el camino. A veces el contarle las cosas a alguien que no te juzga ayuda a pronunciar lo que antes de entrar al consultorio no te animabas ni a pensar, pero sólo se trata de ser honesto con uno mismo. En fin, tener los ovarios bien puestos te ahorra plata y tiempo.
domingo, 29 de junio de 2014
En El
profeta, de Khalil Gibran, una mujer pide a Al-mustafa que hable sobre el
dolor. ¿Podrías comentar este fragmento?
Y una mujer habló, diciendo «Háblanos del
dolor».
Y Almustafa dijo:
Tu dolor es la ruptura del caparazón
que encierra tu entendimiento.
Así como el hueso del fruto debe romperse
para que su núcleo pueda exponerse al sol,
así tú debes conocer el dolor.
Y si pudieras mantener tu corazón maravillado
ante los milagros diarios de tu vida,
tu dolor no te parecería menos maravilloso
que tu alegría.
Y aceptarías las estaciones de tu corazón,
así como siempre has aceptado las estaciones
que pasan sobre tus campos.
Y observarías con serenidad
a través de los inviernos de tu sufrimiento.
Gran parte de tu dolor es tu propia elección.
Es una poción amarga
con la que el médico que hay en ti cura tu ser
enfermo.
Por lo tanto, confía en el médico,
y bebe su remedio con silencio y tranquilidad:
porque su mano, aunque pesada y dura,
está guiada por la mano tierna de lo
invisible,
y el cáliz que trae,
aunque quema tus labios,
ha sido hecho del barro
que el Alfarero ha humedecido
con Sus propias lágrimas sagradas.
Osho/El libro de la mujer
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